Cuando era adolescente, había una chica de 14 años que me gustaba mucho. Lo que me volvía loco era su cabello largo, su esbeltez y su naturalidad. Recuerdo que a veces salía desde mi cuarto de estudio sólo para dar una vuelta por la vecindad con la esperanza de verla. A veces nos encontrábamos en el grifo de agua de siempre para conversar sobre cosas simples: a qué año pasas en el colegio, si tu papá te pagaba mucho, te gusta bailar, etc.
Al mes de tener ese tipo de relación, ella tuvo que viajar con su madre en la parte delantera de un auto colectivo. En Trujillo, iban a comprar los útiles escolares de mi amiga. ya que la semana siguiente comenzaría un nuevo año escolar.
Para mala suerte, a mitad del camino el automóvil en el que viajaban chocó violentamente contra un camión pesado que venía en dirección contraria. Por el hecho de viajar junto al chofer ambas, mi chica y su madre murieron instantáneamente.
Fue la primera vez que recibí un choque de esa naturaleza en mi vida. El día anterior ella conversaba alegremente conmigo y ahora ella estaba inerte. Ya no habría más tesorito, ni belleza, ni amiga ni alegría diaria. Me hubiera declarado dentro de poco si la muerte me hubiera dado más tiempo.
Sí. A veces la vida me ha jugado una mala pasada, precisamente cuando estaba a punto de hacer algo extraordinario en mi vida, o justo cuando amaba muchísimo a alguien. O también ocurría que cuando yo deseaba el mal de alguien, al poco tiempo éste moría por extraña enfermedad. Tal vez les cuente un ejemplo de esto último en el futuro.
Gracias amigos por compartir mi experiencia.